domingo, 7 de abril de 2013

Normas de Higiene Vocal

Vamos a pasar a hablar de los adultos, ya que estos también pueden verse afectados por trastornos del lenguaje que no tienen por qué manifestarse en la infancia. En este caso, hablo de las afonías y disfonías, las podemos definir como: perturbación de la intensidad, tono y timbre de la voz consistente en la pérdida o dificultad en la emisión de la voz, de origen funcional (psicológico, laboral, profesional, por abuso y mal uso de la voz, etc...) y orgánico (trastornos de la laringe, cuerdas vocales, boca, nariz o sistema nervioso central). (Molinero Atienza, 2010).

La higiene vocal es el conjunto de medidas encaminadas a tener una voz sana, aumentando su rendimiento y previniendo lesiones.

Debemos considerar como fundamental:
  • Practicar habitualmente ejercicios respiratorios y/o vocales.
  • Controlar el tono de la voz, relajando cuello y hombros para evitar la tensión en la laringe.
  • Controlar la velocidad del habla, realizando pausas entre las frases.
  • Evitar el mal uso de la voz debido a gritos, tos, carraspeos o llanto y risa exagerados.
  • No competir con el ruido ambiental.
  • Limitar en lo posible el tiempo de habla en caso de disfonía (cuadros catarrales, etc...)
  • Evitar sustancias irritantes: alcohol, tabaco, olores fuertes, y acompañar con líquidos los alimentos que puedan irritar la garganta y obligar al carraspeo continuo (frutos secos, picantes, etc...)
  • Evitar cambios bruscos de temperatura tanto ambiental como las bebidas muy frías o muy calientes.
  • Reducir las situaciones de estrés.
  • Evitar ambientes contaminados o muy cargados: bares, cocinas, etc...
  • Mantener una buena hidratación de la mucosa laríngea bebiendo frecuentemente y respirando por la nariz para hidratar y limpiar el aire.
  • Respetar el reposo vocal cuando le sea indicado por el médico o logopeda.
Si hablamos de docentes, además de lo explicado:
  • Utilizar micrófono siempre que sea posible.
  • Humedecer el borrador y las tizas para evitar al máximo el polvo.
  • Proponer actividades escritas un día a la semana o preparar exposiciones de los alumnos individualmente o en grupos para favorecer el reposo vocal.
  • Impartir parte de la hora de clase en el centro del aula.
(Fuente: Servicio Andaluz de Salud)

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